El sector residencial en México se encuentra en una etapa de transformación marcada por retos económicos, oportunidades estratégicas y políticas públicas ambiciosas. Con una demanda habitacional constante y nuevas dinámicas en el mercado, 2025 promete ser un año crucial para definir el rumbo de este sector.
Una de las iniciativas más destacadas del gobierno actual es el Plan Nacional de Vivienda, que busca construir un millón de viviendas para atender a las familias de menores ingresos. Este esfuerzo es significativo no solo por la magnitud de la inversión, sino porque está orientado a resolver el rezago habitacional que afecta a millones de mexicanos.
Sin embargo, los avances han sido desiguales. Según reportes de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), el rezago habitacional se concentra en zonas rurales y periurbanas, lo que exige una planeación estratégica para equilibrar los recursos y garantizar un impacto efectivo. Además, los trámites burocráticos y la falta de suelo accesible en áreas metropolitanas siguen siendo obstáculos críticos.
En este contexto, los corredores de desarrollo como el del Valle de México, impulsados por la puesta en marcha del Tren Interurbano México-Toluca, representan un área de oportunidad para detonar proyectos habitacionales en torno a la infraestructura de movilidad. Este corredor no solo mejorará la conectividad, sino que también tiene el potencial de revalorizar el suelo y atraer inversiones en desarrollos residenciales. La clave estará en mantener un balance entre accesibilidad y sostenibilidad.

Nearshoring: Una oportunidad que no debe escaparse
El fenómeno del nearshoring ha sido uno de los motores económicos más importantes para México en los últimos años. La reubicación de cadenas de suministro hacia el país, especialmente en sectores como manufactura, tecnología y logística, ha detonado una creciente demanda de vivienda en estados como Nuevo León, Chihuahua, Jalisco y Querétaro.
Esta tendencia está fortaleciendo el sector residencial en ciudades secundarias, donde se observa un aumento en la construcción de vivienda para trabajadores calificados y sus familias. Sin embargo, este panorama favorable podría complicarse en el mediano plazo con el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Su postura proteccionista podría alterar los acuerdos comerciales, limitando el crecimiento económico y, por ende, el flujo de inversión extranjera directa que sostiene el nearshoring.
Los desarrolladores inmobiliarios deben prepararse para este escenario diversificando sus portafolios y adoptando estrategias de resiliencia. La planeación urbana y la colaboración con gobiernos locales serán fundamentales para garantizar que las regiones beneficiadas por el nearshoring mantengan su atractivo, incluso ante un entorno internacional más adverso.
A partir de los datos más recientes del Banco de México y la SHF, se espera que el sector residencial continúe creciendo de forma moderada, aunque con retos evidentes. En 2024, el PIB nacional ha mostrado un crecimiento acumulado cercano al 3%, con proyecciones para 2025 de un incremento de entre 2% y 2.5%, según analistas económicos. Este crecimiento estará impulsado por la inversión en infraestructura, los flujos del nearshoring y el consumo interno, aunque limitado por altas tasas de interés y una posible desaceleración en Estados Unidos.
En cuanto a las tasas de interés, aunque se espera una reducción gradual en los próximos años, las tasas hipotecarias podrían mantenerse elevadas debido a la cautela de las instituciones financieras. Esto afectará principalmente a las familias de ingresos medios y bajos, reduciendo su capacidad de compra.
La digitalización y las prácticas sostenibles siguen siendo motores clave de innovación en el sector residencial. El uso de herramientas digitales como simuladores hipotecarios, plataformas de realidad virtual y marketplaces en línea ha transformado la experiencia del comprador, permitiendo procesos más ágiles y personalizados. Al mismo tiempo, la demanda de desarrollos sostenibles está en aumento, impulsada por compradores más conscientes de su impacto ambiental.
Iniciativas como la certificación LEED y el uso de materiales ecológicos ya no son exclusivas de proyectos premium, sino que comienzan a permear en segmentos de ingresos medios. Este enfoque no solo contribuye al bienestar de los residentes, sino que también mejora la competitividad de los desarrolladores en un mercado cada vez más exigente.
El sector residencial en México enfrenta un panorama complejo pero lleno de oportunidades. Con políticas públicas ambiciosas como el Plan Nacional de Vivienda y la consolidación de corredores de desarrollo, existen herramientas para atender el déficit habitacional y fomentar un crecimiento equilibrado. Sin embargo, factores externos como el contexto político en Estados Unidos y la evolución de las tasas de interés representan riesgos que no deben subestimarse.
De cara a 2025, el éxito del sector dependerá de la capacidad de los actores involucrados para adaptarse a los cambios, adoptar tecnologías disruptivas y fomentar alianzas público-privadas que impulsen un desarrollo sostenible. El futuro de la vivienda en México no solo será determinado por los mercados, sino también por la visión estratégica y la colaboración de todos los actores clave.
Por: CRISTIAN HUERTAS, FOUNDER & CEO DE MORGANA
*Nota del editor: Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Inmobiliare.
Es un texto que forma parte de la edición 147 de la revista Inmobiliare, dale CLIC AQUÍ para descargar.